martes, 2 de marzo de 2010

Angel Oscuro

Capitulo I

Era un día lluvioso, la avioneta aterrizo en el aeropuerto de Port Ángeles, supongo que aun no terminaba de acostumbrarme al clima de mi nuevo hogar. Estaba muy triste había abandonado mi hogar al sur de california para mudarme a Forks, un pueblecillo que no repasaba los 3500 habitantes. Genial. Abordamos un taxi, el conductor nos saludo con una sonrisa, trate de contestar con otra pero lo único que salió de mi boca fue una mueca. Después de una larga hora donde todo lo que vi fue verde comenzaron a aparecer casas hasta que nos adentramos en el centro de la ciudad para luego salir de el rápidamente.
La casa de mi abuelo estaba en las afueras de la ciudad, al otro lado del pueblo. Era de un estilo tipo colonial, tenia dos pisos de altura. Baje del auto y corrí rápidamente hacia el porche para resguardarme de la lluvia y en unos segundos mi madre se me unió mientras el chofer terminaba de bajar las maletas y traerlas hasta donde estábamos. Mi madre abrió la puerta la cual conducía al vestíbulo en el cual se hallaba aun costado la escalera que conducía al segundo piso. El lugar estaba tal y como lo recordaba, las paredes de un tono marfil, el sofá de cuero negro frente a la chimenea y los cuadros que tanto me habían maravillado de niña seguían aun colgados en los mismos lugares hacia años que no había estado aquí desde la muerte de mi abuelo por el simple hecho de que en cada pared de esta casa estaba su esencia y los recuerdos causaban mucho dolor. Mi habitación se hallaba en el segundo piso, la primera puerta al la izquierda. Cuando era niña había tenido una etapa de fascinación por las mariposas, les había rogado que mi cuarto fuera de color rosa con muchas mariposas, luego al crecer cambio a ser de un tono purpura luego de haber hecho uno de los mas grandes berrinches de la historia conseguí que la pintaran nuevamente aunque claro el mobiliario seguía siendo el mismo, la habitación seguía igual. Mi enorme cama estaba en el centro, mi tocador de pino blanco se hallaba en una esquina junto al gran armario blanco al otro lado de la habitación se encontraba un baño que era solo mío, mis peluches se hallaban en un estante junto a mis fotografías escolares, once años había pasado y todo seguía intacto, tal y como recordaba.
Después de desempacar, me metí en el enorme baño, abrí el grifo de la bañera sabiendo que un baño caliente me relajaría, después de desvestirme hundí mi cuerpo en la tibia agua, comencé a quedarme dormida cuando escuche tres pequeños golpes en la puerta, salí de la tina y me enfunde en una tolla. Cuando abrí la puerta vi a mi madre, con sus manos sobre la cadera, lo cual indicaba que estaba enfadada. Ella era muy parecida a mi excepto por mis ojos azules y mi piel excepcionalmente pálida yo era un clon de ella en su juventud.
--Emily, hace mas de media hora que llevo llamándote—dijo ella realmente enfurecida—La cena ya se enfrió
--Lo siento mama, pero no tengo hambre.
--¿Que es lo que sucede?, tu siempre tienes hambre
--Si, lo se es solo que estoy cansada por el viaje, además mañana tengo escuela y quiero acostarme temprano.
--Ok, vosotros lo adolecentes realmente son complicados—dijo ella con un gesto exasperado—En mis tiempos no éramos así.
--Mama no estamos en tu tiempo, así que por favor puedes salir de la habitación así puedo vestirme?
Se dio media vuelta y salió por la puerta. En cuanto estuve sola me vestí poniéndome mi pijama de seda victoriana favorito. Me dirigí hacia el baño para cepillarme el cabello, cuando las cerdas desataron los nudos y mi cabello que completamente lacio el espejo mostro a una muchacha con un rostro dulce, unos ojos azules como el mar que expresaban una tristeza infinita. Muchos dirían que al ser del sur de california debía ser de esa chicas altas, de tez bronceada, rubias y frívolas, pero yo era todo lo contrario, mi piel era tan pálida como la nieve sin aun posarse y mi cabello de un tono negro azulado, siempre he sido delgada no flacucha sino un poco mas escultural pero eso nunca importo, nunca eh sido vanidosa, frívola ni sínica, siempre todo lo contrario a ello.
Me recosté en la cama, tome una foto de mis amigos junto a mi en un partido de rugby, la apreté sobre mi pecho y entre llantos por fin me quede dormida.
Esa noche tuve un sueño muy extraño, primero me encontraba en un bosque sola, comencé a correr y correr, no entendía por que lo hacia solo sabia que tenia que huir, alcanzar el limite del bosque y encontrar a alguien que pudiera ayudarme, pero el bosque comenzó a desaparecer alrededor mío, y de repente me encontraba con mis mejores amigos en una sala, la televisión estaba encendida y en ella se podía ver dracula de Bran Stokes. En el enorme sillón se encontraba Rachel a su lado estaba Matt con su brazo alrededor de Mica y en un sillón apartado se encontraba Jesse.
--Vamos, Em ya te has perdido la mitad de la película—dijo Rachel.
Fue entonces cuando me di cuenta de donde me encontraba. Era mi antigua casa, justo en el momento que todo sucedió, sabia muy bien que dentro de diez segundos las luces se apagarían, oiría muchos gritos y cuando volvieran a encenderse todos estarían muertos menos yo.
Cuando todo comenzó a suceder quise gritarles que corrieran, que salieran inmediatamente de la casa, pero aunque intente desesperadamente no se produjo ningún sonido de mi boca, en cambio sentí una mano fría sobre mi hombro, di la vuelta desenfrenadamente, entonces vi unos ojos rojos y una sonrisa tan maléfica que me helo la sangre.
Me desperté respirando agitadamente en mi habitación, sabia que lo que había visto había sido solo un sueño, pero el recuerdo de sus muertes todavía me atormentaba. Saber que había sido mi culpa que ellos habían muerto, saber que si esa noche no los hubiera invitado a venir a casa ellos seguirían vivos y yo estaría muerta, pero preferiría estar muerta que cargar con esta culpa durante toda la eternidad.
Cuando desperté nuevamente ya era de mañana, casi las 6 en punto, por lo que decidí tomar una larga ducha para relajar mis músculos antes de ir a clases, estaba frustrada ya que ninguno de los atuendos que me encantaban podía usarlos con el clima de Forks por lo cual tenia que ponerme unos de los conjuntos que mi madre había comprado para mi antes de venir.
Cuando baje las escaleras la casa estaba vacía ya que mi madre se había ido a trabajar hace algún rato. Estaba dirigiéndome hacia la cocina para desayunar pero en lugar de ir allí me dirigí hacia la puerta trasera la cual daba al garaje, allí me metí en mi flamante BMW M6 Coupe negro.
Para llegar al instituto tenia por delante un largo camino ya que se encontraba en el centro de la ciudad a diferencia mi hogar. Cuando llegue allí aparque el auto fuera de la oficina de administración. La oficina era de un color rosa, en medio detrás de una ventanilla estaba un gran escritorio detrás de él se encontraba un hombre bastante mayor ordenando unas fichas. Me acerque silenciosamente hacia él.
--Em, disculpe—dije tocándole el hombro
--Oh, lo siento en que puedo ayudarle?
--Soy Emily Save—dije tímidamente
--Oh si, me avisaron que usted vendría—dijo dándose la vuelta y rebuscando en la oficina.
--Toma aquí tienes tu horario y una boleta de asistencia—dijo entregándomelos—Cada profesor tiene que firmarlo y a final del día debes entregármelo.
--Ok
--Te deseo un buen día
--Gracias—dije saliendo por la puerta.
En el exterior los demás estudiantes estaban comenzando a llegar, me metí dentro del coche y aparque en un espacio cerca de la salida.
Mi primera clase era Trigonometría, y no tenia idea de donde se encontraba. Ya casi no quedaba nadie en el corredor y comencé a preocuparme. Perfecto, pese con desesperación, mi primer día y estaba a punto de llegar tarde a clase por que se habían olvidado de darme un mapa, genial.
Comencé a caminar hacia afuera dirigiéndome hacia la oficina principal cuando sin darme cuenta choque con alguien y en cuanto levante mi rostro para disculparme me di cuenta de que el suyo estaba muy cerca al mío, y no era cualquier rostro podría jurar que era lo mas bello que había visto jamás pero nada de eso se importo en cuanto me perdí en sus ojos, eran grandes, cálidos, de un liquido color dorado y por eso mismo fue que mis libros resbalaron de mis manos cayendo en el suelo arruinando el momento.
--Lo siento—dije rápidamente
--Fue mi culpa, esta bien—dijo con voz dulce
Wau, su voz era maravillosa, dulce y aterciopelada. Me agache a recoger los libros cuando vi que sus manos los recogía rápidamente sin darme tiempo de siquiera tomarlos. Me erguí rápidamente tomándolos de sus manos pero en cuanto lo hice mis dedos rozaron los suyos y una corriente pasó a través de mí.
--Soy Emily, la nueva chica—dije tímidamente
--Mucho gusto, soy…
No pudo terminar la frase ya que una muchacha de cabellos castaño oscuro al final del corredor estaba llamándolo con lo que supuse era su nombre.
--Vamos Edward, llegaremos tarde a clases—dijo la muchacha claramente disgustada.
El giro su rostro para mirarme nuevamente.
--Creo que ya ella te ha dicho mi nombre o más bien gritado—dijo avergonzado
--Esta bien
--Me tengo que ir pero fue un placer chocar contigo.
--El placer fue mío –dije siguiéndole el juego.
Comenzó a irse cuando de repente recordé por que estaba en el corredor.
--Edward?—Me sorprendió el sentimiento que recorrió mi cuerpo en cuanto dije su nombre
--SI?—dijo girándose para mirarme
--Sabes donde esta en el salón de Trigonometría?
--Claro, es por ese pasillo, el primero a la izquierda—dijo señalándome el camino
--Gracias
Eso fue lo último que pude decirle por que en cuanto lo hice giro sobre sus talones tomando la mano de la muchacha y yéndose por otro corredor.
Cuando entre en el salón irrumpí precipitadamente ganándome la mirada acusadora del profesor y la risita de varios alumnos. Después de explicar a que se debía mi retraso, ignorando a Edward, y presentarme frente a la clase fui a sentarme al banco que me habían asignado. Cuando estuve acomodada mi mente vago lejos recordando el rostro de aquel extraño muchacho: la dureza de su mandíbula cuadrada, la suave curva de sus labios carnosos, la line recta de su nariz, el ángulo agudo de sus pómulos, su cabello de un tono broncíneo ligeramente despeinado, deje sus ojos para lo ultimo sabiendo que en cuanto los recordara me perdería en ellos. Me pregunto si volveré a verlo pronto.

4 comentarios:

  1. hola
    bueno me gusto tu historia aunque edward deja a bella, esta bien se ve que la chava es buena onda, ya quiero saber que pasa
    como se enamora edward de emily ahhhh
    escribe pronto
    pasate por mi blog
    bye cuidate

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  2. Guao!
    Que capitulo tan largo pero de verdad esta bien bonito, eres una gran escritora. Publicas pronto por favor...
    Pasate por mi blog, me daria una nueva inspiracion. Gracias!
    http://mivida-miexpresion.blogspot.com/
    Att: Aless!*
    Y por este es de unas amigas. Te recomiendo todas las entradas.
    http://the-girls-revolutions.blogspot.com/
    :)

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  3. Me encantó anque Edward dejé a Bella.
    juditsmagazine.blogspot.com

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  4. EMILY LO MEJOR DE LO MEJOR LOS VAMPIROS ME APACIONAN ASI QUE TU HISTORIA ME ENCANTO SEGUI ESCRIBIENDO QUE MUERO POR SABER EL FINAL

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